Los momentos de privación y frustración que nos están tocando vivir abren paso a nuestra vulnerabilidad, al sentimiento de vacío que solemos evitar en nuestro día a día.
Cuando perdemos el total control de la situación, si es que lo hemos tenido alguna vez, el ego empieza a vacilar y podemos sorprendernos con el miedo, la confusión, la preocupación y la ansiedad
Puede parecer retórico decir que las adversidades de la vida nos ayudan a crecer, pero es cierto que nos invitan a la expresión de nuestra dimensión interior y, consecuentemente, a reflexiones necesarias acerca del modelo de mundo que hasta ahora hemos podido imaginar, acerca de nuestra forma de ver y valorar la realidad. Una realidad que se configura con la mirada que hacemos sobre ella.
La meditación renueva la fé en uno mismo, en la vida y en la felicidad que está en nuestro interior.
¿QUÉ NOS ENSEÑA LA MEDITACIÓN?
- Vivir con más atención con el privilegio de amar.
- Renovar la fe en uno mismo, en la vida y en la felicidad que está en nuestro interior.
- Hacer que nuestras relaciones sean más fáciles y a tener paciencia en la vida cotidiana,
- Deshacer de los estados mentales que nos impiden reconocernos.
- Ampliar nuestra consciencia y comprender el significado profundo de lo que nos está sucediendo.
- Que nuestro confinamiento sea un periodo para cultivar nuevas miradas y que nos entrene para la solidaridad.